¿Que a quién están dirigidas nuestras actividades?… ¡Pues al público en general!
Esa es la respuesta que automáticamente dábamos cuando nos preguntaban por nuestra labor en la ciencia y es algo que sigo viendo recurrente en casi todos los que nos decimos divulgadores o comunicadores de la ciencia. Es normal dar esa respuesta pues casi todas las definiciones lo dicen.
De acuerdo a la Universidad de la Rioja “Se le llama divulgación científica al conjunto de actividades que interpretan y hacen accesible el conocimiento científico al público general, es decir, a todas aquellas labores que llevan el conocimiento científico a las personas interesadas en entenderlo o informarse de él”.
Así, nosotros nos dedicamos a llevar la ciencia al “público general”, con los talleres que damos, en las charlas o en redes sociales.
Cuando comenzamos con nuestra página de Facebook en Laboratorio Vagabundo hace 5 años, la pensamos más como un lugar donde contar lo que hacíamos y, como todo mundo, de vez en cuando compartíamos memes pensando en llegar a todo público. Algunos se movían casi de manera viral, miles de personas los veían, pero nos dábamos cuenta de que el público que compartía se dedica o disfruta la ciencia o al menos se vio frustrado en sus clases de Química o Matemáticas. Esto quiere decir que ya están inmersos en el tema y tienen un punto de partida para saber de qué trataba ese meme.
Esto no quiere decir que es malo compartir memes, todo lo contrario, los memes, como actualmente se usan en redes sociales, es el humor que más puede conectar con una persona, se puede adaptar a diferentes situaciones y nos causa gracia cuando entendemos la referencia (no las que escribimos en formato APA, si no el contexto de utilización del meme). Lo único que debemos tomar en cuenta es que si el contexto en el que se utiliza es demasiado específico no va a llegar al “público en general” y lo vamos a transformar en un chiste local de científicos, en ese momento podría dejar de ser divulgación.
Nos ha tomado tiempo darnos cuenta de lo importante que es definir un público, conocerlo, entender su contexto y poder utilizar sus referencias para hacer del humor una herramienta básica en nuestro proceso de comunicación. Siempre hemos tenido en cuenta que es diferente trabajar con niños de una comunidad que con los de una gran ciudad, pero ahora cada vez más nos esforzamos en conocer qué es lo que tienen en común para tener un punto de partida similar y al mismo tiempo analizamos cada situación para poder utilizar referencias que les sean significativas cuando damos un taller para ellos.
Cada que escribimos un guion para un video, cada que publicamos herramientas de trabajo, cada que diseñamos un curso o capacitación nos imaginamos a ese papá con ganas de hacer experimentos con sus hijos, pensamos en ese divulgador que éramos en un inicio o en ese maestro que busca estrategias de divulgación para sus clases y tratamos de ofrecer algo adaptado a ellos, para que en verdad les llegue el mensaje y puedan darle utilidad.
Ahora ya sabemos que no necesariamente divulgamos para público general, cada material y los ejemplos que utilizamos están pensados para un segmento de la población más definido, de tal manera que cuando les lleguen puedan entender la referencia.