Cuando un meteorito te sorprende o cuando “YouTube” auxilia a la ciencia

Colaborador: Adán López, M. C.  – Centro de Capacitación Feynman

Artículo inspirado en el libro “Cielo sangriento” de Sergio de Régules.

15 de febrero del 2013… Ciudad de Cheliábinsk, Rusia, a 1 500 km de Moscú.

Todo parecía normal en la ciudad, hasta las 9:20 de la mañana, hora en la cual, de manera intempestiva, un gran resplandor ilumina el horizonte. Las cámaras en varios automóviles –gran cantidad de carros en Cheliábinsk tienen una dashcam– registran el evento, así como “miles” de teléfonos celulares y cámaras de seguridad. Las personas, aún impresionadas por la naturaleza del acontecimiento, no salen de su estupor, cuando –unos segundos después- una onda expansiva golpea esa zona de la ciudad: cientos de vidrios rotos, algunos postes derribados, gente golpeada y descalabrada (se reportaron alrededor de 1 000 personas con heridas leves) conforman un escenario parecido a una zona de guerra… La pregunta está en el aire, ¿qué acaba de pasar?

Fig. 1. Resplandor del bólido iluminando el horizonte de Cheliábinsk

Minutos después, YouTube es inundado por videos de habitantes de Cheliábinsk que registraron el evento. El diagnóstico de la ciencia es que un “bólido” -es decir, un fragmento de asteroide o cometa que deja una estela luminosa y que no ha caído a la tierra, mientras que un meteorito es un objeto que ya cayó a la tierra- ha pasado por la ciudad de Cheliábinsk

Fig. 2. Un ejemplo de los daños materiales provocados por la onda expansiva de la caída del meteorito.

Pero ¿qué tienen que ver los videos de YouTube con el “auxilio” a la ciencia? Minutos después de la invasión de videos en YouTube sobre la caída de este bólido (ya meteorito), Stefan Geens, un personaje curioso, tecnólogo de profesión, pero apasionado por la astronomía, comienza a hacer un análisis cuidadoso de los videos “colgados” en internet. Su análisis es tan interesante que comienza a detectar las secciones del video con más luz, la dirección de las sombras proyectadas por las personas u objetos y la proporción en las dimensiones o tamaño de los objetos, estableciendo así, una serie de parámetros que le dieron la posibilidad de estimar, de forma muy adecuada, dos cosas:

  • La trayectoria del bólido y
  • La velocidad de ingreso de este a la atmósfera terrestre

Sus herramientas básicamente fueron:

  • YouTube
  • Google Earth, y
  • Photoshop
Fig. 3. Análisis de ángulos y sombras para determinar la posición y la velocidad del bólido de Cheliábinsk.

El interesante análisis de Geens dio luz a varios grupos de científicos para comenzar una investigación más cuidadosa y basada en otras evidencias científicas. Como ejemplo, se conformó un comité científico de investigación llamado “consorcio de Cheliábinsk”, que tuvo acceso a toda la información así como a un análisis de muestras tomadas del meteorito que terminó cayendo en el Lago Chebarkul, en las inmediaciones de la ciudad. Encontraron resultados mucho más relevantes y acertados.

Quizá la pregunta ahora sea si el análisis de Geens fue “exacto”: lo cierto es que no, pero sí muy cercano a los valores reales que unos días después publicaron las agencias científicas y astronómicas oficiales. Según la Academia Rusa de Ciencias, el bólido ingresó a la atmósfera a 50 000 hm/h, es decir, a unos 13.9 kilómetros por segundo; una velocidad bastante significativa, sobre todo si pensamos que la velocidad del sonido es de 343 metros por segundo. Es decir, la velocidad a la que el bólido ingresó a la atmósfera terrestre fue de unas 40 veces más rápido que la velocidad del sonido.

Como podemos ver, el internet puede ser una herramienta muy poderosa en la que se pueden apoyar los científicos, pero no solo ellos, también aficionados con interés por la ciencia pueden obtener grandes beneficios al utilizarlas correctamente y, sobre todo, con mucha creatividad.

Si eres aficionado a las redes sociales y a algunas apps y te gusta la ciencia y las matemáticas, puedes combinarlas y ayudar o aportar al conocimiento científico, tal y como lo hizo este excéntrico personaje, Stefan Geens.

Fig. 4. Cráter en el lago Chebarkul, el rastro definitivo del meteorito.

Referencias

Régules, S. (2016). Cielo sangriento. Los impactos de meteoritos, de Chicxulub a Cheliábinsk. México: FCE.

Geens, S. (2013). RECONSTRUCTING THE CHELYABINSK METEOR’S PATH, WITH GOOGLE EARTH, YOUTUBE AND HIGH-SCHOOL MATH. Recuperado el 12 de noviembre de 2018 de: https://ogleearth.com/2013/02/

Popova, O., et al. (2013). Chelyabinsk Airburst, Damage Assessment, Meteorite Recovery, and Characterization. Science, 342, 1069-1073.

Zuluaga, J., Ferrín, I. & Geens, S. (2013). The orbit of the Chelyabinsk event impactor as reconstructed from amateur and public footage. ArXiv, 1, 1-10.

Contacto:

Correo electrónico adanobrien@hotmail.com

Linkedin linkedin.com/in/adán-lópez-rosales-54060812b

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *